domingo, 12 de julio de 2009

¿será como agua para chocolate?

Abstraerse de la realidad hoy en día es muy fácil, sobretodo con ayuda de la tecnología -lo cual ya no sorprende a nadie, no es un gran descubriemiento hacerle mención.
Pero, ¿qué pasa cuando la otra realidad te agrada tanto que quisieras hacerla parte de ti y entonces comienzas a involucrarla al punto de traerle a tu cotidianeidad? ¿Existe un límite para ello? Por ejemplo, gustar tanto de las melodías y letras de tu cantautor favorito, que le identificas con las personas de tu vida e incluso con ciertos momentos de tu día. ¿Sería raro querer sentir los mismos olores que sentía ella cuando cocinaba y desear enamorarte y desearle como agua para chocolate? O en otro caso, ansiar salir a la calle y llevar el look y las ganas de vivir que aquella exitosa chica de Nueva York llevaba en sus radiantes escenas... ¿acasi estará mal? ¿Hasta qué punto es bueno o malo abstraerse de la realidad o pegotear en la realidad una parte de tu fantasía?

sábado, 11 de julio de 2009

no me gustan los hombres

Tampoco es que me muera por descubrirlo, pero la interrogante llegó hasta el techo de mi habitación, que es muy amplia por lo demás. Pero no puedo evitar preguntarme si será una respuesta del universo hacia mí y que resulte que no he tenido ninguna relación seria producto de mí y mi característico conformismo, y que los chicos que han resultado ser mis conquistas son sólo eso, chicos; y el que no haya ningún hombre entre mi lista es porque no me he planteado si quiera en tenerlo. Sí. Y sí, una vez más tengo respuestas para mí misma: claro, muy independiente de mi parte. Cuando realmente lo desee me acercaré al hombre que realmente quiero que me conquiste, mientras tanto seguiré disfrutando de las fechas de caducidad y haciendo experimentos para no jugar con nadie... porque lo supe cuando hace un par de años él estuvo yo no quise nada, nació así y murío así también; y no me arrepiento, no hay nada que no haya hecho como para dejarme insatisfecha.
Una vez más he descubierto que cuando me harte buscaré lo que me haga sentir mejor, aunque por mientras siga fumando cigarrillos pall mall mentolados aún cuando sepa que los que más me gustan son los lucky corrientes jajá porque son como yo, corrientes.

viernes, 10 de julio de 2009

estoy loca

Tras hacer click en el link para una nueva entrada, se me estremecieron los nervios y, encojida, me di cuenta de que las dos temporadas y media de una estúpida serie yankee habían despertado en mí el irrebocable impulso por escribir. Lo bueno fue que en cuanto leí lo que ya había escrito tantos meses atrás, me di cuenta de que seguía igual. Bueno, a excepción de que el hielo de mi independencia se encuentra en pleno proceso de derretimiento, no hay curvas bruscas; y eso que estamos en invierno. La vida cambia, las personas con quien vives cambian, tus compañeros de clases cambian, la escuelita de periodismo cambia, las entretenciones de las noches cambian, las de los días también, los ánimos cambian, los planes para el verano cambian, los chicos con los que sales cambian, las cosas que parecían ser tus predilectas cambian, el estado financiero cambia, todo a tu alrededor cambia, pero tú sigues siendo la misma; a esta edad ya no deseas con desesperada vergüenza arrancar las páginas de tu diario de vida de hace años.
Quizás he encontrado linealidad, quizás me he dado cuenta de que soy de una forma en especial y, sí, puede que sea cierto. Me he descubierto como una maníaca, una muy dulce maníaca jajá. Me obsesiona darme cuenta de que todo lo puedo manejar, o al menos mentirme y pensar que así es: la vida es un ciclo y hay asuntos que vuelven a su punto de partida y luego se pueden revivir con muchas mejores espectativas. Las despedidas, por ejemplo, me hacen pensar en eso. También me hacen llorar, al menos por dentro. Me obsesiona sentir que hay cosas de las que necesito aburrirme para poder dejarlas en paz, como las series de televisión que se pueden ver sin descargar o como salir a caminar largas horas, o como la opinión de los demás o como no querer saberlo, o como la nicotina o como la cafeína o como un gran abrazo o como algo más que eso, o como hablar mucho o simplemente no hacerlo -mi otra alternativa es escribirlo. Como necesitar aburrirme del aburrimiento para quitarme la dependencia por dentro y volver a entretenerme en el mundo que ahora me tiene hostigada.